Si mi pareja me quiere va
a reaccionar y a comportarse tal como yo reaccionaria y me comportaría si la
quiero a ella. Eso es lo que esperamos hombres y mujeres de nuestras relaciones
sin darnos cuenta de que somos diferentes, que
tanto unos como otras no somos
iguales y como sexos diferentes pensamos de diferente manera. Es entonces
cuando nos mostramos exigentes y la comunicación entre nosotros empieza a
flaquear. Empezamos a acumular resentimientos y a desconfiar de la otra
persona. Por eso poco a poco vamos perdiendo la fe en el amor, en encontrar a
esa pareja con la que compartir nuestra vida y es entonces cuando nos montamos a un carrusel de vida
placentera, de sexo descontrolado que por otro lado no llega a hacernos del
todo felices porque echamos en falta ese otro lado del amor, la ternura, el
cariño.
Y cuando encontramos a
alguien que se parece a esa persona de nuestros sueños, al menos las mujeres la
mayoría de las veces pretendemos cambiarles, moldearles para que se parezcan más
al hombre de nuestros sueños. Al hombre desde pequeño les enseñan a no demostrar
sus sentimientos de una manera clara y abierta, no pueden llorar porque eso les
haría parecer débiles han de ser fuertes y fornidos, mientras que a las mujeres nos dejan ser
nosotras mismas. Podemos llorar tanto como queramos, parecer frágiles, de hecho
casi se nos exige que lo seamos. Que necesitemos del hombre y de su fuerza.
Por regla general los
hombres son más competitivos, siempre tienen que hacer cosas para demostrar su valía
y sus capacidades, les agrada destacar, son calculadores, se marcan objetivos y
su meta es lograrlos. Les cuesta mucho aceptar consejos y criticas. Pues tienden a sentirse autosuficientes y darles
un consejo sin que ellos lo pidan implica que no sabe hacer algo por sí solo. O
se sienten débiles por necesitar ayuda para hacer algo que piensan que deberían de hacer por si mismos
sin ayuda.
Nosotras por el contrario
somos más sensitivas, damos más
importancia a la comunicación, al amor, a la belleza, a las relaciones. Nos comunicamos
más, y para nosotras es más importante la comunicación que el trabajo aunque
eso no quiera decir que no trabajemos en aquello que merezca nuestra atención. Nos
interesa todo lo espiritual, y todo aquello que sirva para cultivar nuestra
vida. Todas tenemos dentro una psicóloga y una doctora dl alma.
Por ejemplo cuando
tenemos un problema las mujeres
intentamos reunirnos y hablar sobre ello para sentirnos mejor, mientras que los
hombres suelen retirarse, alejarse para solucionar sus problemas solos y así
sentirse mejor y cuanto mayor sea el problema más se meten en sí mismos e intentan alejarse.
En definitiva somos muy
diferentes tanto que por eso nos cuesta entendernos y no vernos como bichos
raros unos a otros. De todo esto y de tantos años de prácticas siendo mujer y tratando con hombres lo que saco en claro es
que los hombres se motivan y sienten fuerza cuando se sienten necesarios… y las
mujeres se motivan y adquieren fuerza cuando se sienten queridas. Por lo tanto
dejemos de ser tan egoístas y pensemos mas en el otro, no es que ellos no nos
entiendan o que nosotras seamos muy
raras, simplemente somos diferentes y hemos de aprender a vernos como lo que
somos y sobre todo a querernos tal y como somos.
Isaboa
Tu admirador...
ResponderEliminarEs una descripción de personalidades un tanto estereotipada.
A veces los hombres nos sentimos debiles y necesitamos a esa mujer que nos seque las lagrimas.
Los hombres también lloran...
Siempre para mi admiración por ti...ISABOA.
Por supuesto que es estereotipada, no podría abarcar nunca hombre a hombre o mujer a mujer, solo hablo a rasgos generales. Claro que hay hombres sensibles e incluso algunos no sienten vergüenza por llorar en público, pero la norma generalizada es otra, el hombre desde pequeño esta educado para no hacerlo y eso cuesta erradicarlo de las costumbres que vamos recibiendo de nuestra educación. Al igual que hay mujeres fuertes o con menos sensibilidad. Todos somos un ramillete de opciones a elegir.
ResponderEliminarTu admirador...
ResponderEliminarPersonalmente me niego a encasillar ni por un momento a los roles que han estado vigentes hasta hace poco tiempo.
Pongo una lanza a favor de la mujer que tiende su hombro, que llora y que rie con otra mujer o con otro hombre.
Entiendo al hombre que se siente sin fuerzas para afrontar una responsabilidad. Por eso no es un cobarde.
Debemos educar a nuestros hijos en la filosofia de igualdad, respetando por supuesto la propia biologia de cada sexo.
Estoy de ok. que cuesta erradicar esos roles encastrados en la educación a veces sectaria, a veces antigua aunque lo que expongo sea políticamente incorrecto.
Convencido de que la autora ha querido decir que era "lo normal" estoy seguro de que su mente es tan amplia como su sensibilidad.
Siempre interesantes tus deduciones, siempre por mi admirada.
Gracias ISABOA¡¡