Siempre pensé que el amor era
algo que empezaba pasionalmente, o sea que cuando conocías a alguien surgía una
especie de flechazo que te hacia ponerte alerta, algo que se te metía por el
cuerpo como una culebrilla que no dejaba de rondarte e incomodarte. Eso que
llamamos tener mariposas en el estomago. Solo que a veces no parecen mariposas
sino una manada de elefantes que campea a sus anchas por tu cuerpo.
Pero estas experiencias a mi
parecer nunca me han sido la verdad algo
que haya durado. ¿Porque? Por la sencilla razón
de que es un sentimiento
visceral, algo de lo que te dejas llevar sin mirar primero otras cosas. Diría
que en ese tipo de relación prima más el
deseo que otra cosa, las hormonas, los estrógenos y la testosterona. Algo que
tiene una subida, pero por lo tanto también una bajada y la mayoría de las
veces resulta que te tiras sin paracaídas
y cuando llegas al suelo te das cuenta de que no tienes nada en común con la otra
persona y no puedes sostener una relación basada solo en las hormonas. Entonces
te surge todo lo contrario, conoces a alguien con el que tienes mucho en común,
con quien puedes estar horas y horas juntos sin que llegue a ser tedioso, sin
que te aburras, al contrario, te encuentras tan a gusto que no te separarías de
el, pero en el que las hormonas han bajado el nivel y aunque la testosterona y
los estrógenos se muevan lo hacen mas
tranquilamente, sin prisa como algo sosegado, que no por ello sin subidas o
bajadas, sin pensamientos subidos de tono. Empieza un reajuste de los dos polos
y mil preguntas se agolpan en tu cerebro, mientras en tu cuerpo algo que no sabes como llamar se va haciendo
inquilino y va llenando huecos.
Isaboa
Tu admirador...
ResponderEliminarTengo una amiga a la que quiero un montón. ¿Sabéis como empezó nuestra amistad?Discutiendo/debatiendo, riendo.
Discutíamos sobre comportamientos humanos, tendencias sexuales, tolerancia entre las personas, en fin una amalgama para un debate profundo.
Algo me dijo en mi interior que aquella mujer era especial, divertida, que teníamos muchas cosas en común a nivel anímico y conceptual. Vamos que aburrida y sosa imposible.
Su enorme potencial, sus palabras pronunciadas en los momentos adecuados, su sinceridad, su hermosura de corazón (Y otras hermosuras que no vienen a cuento), surtieron el efecto del encantamiento.
Creo que la convivencia entre dos personas se basa en sutiles detalles que van calando cada vez mas hondo. Las hormonas son elementos viscerales que se dan y se ponen de manifiesto no de forma atropellada, a golpes de aquí te pillo y aquí ...., es decir sentidas atemperadas y tomadas como el buen vino, saboreadas sin miedo en toda su intensidad.
Como los rosales de mi jardín, les plante pequeñitos poca cosa.. les regue, les mime y poco poco empezaron a dar sus rosas, rojas, amarillas, preciosas... Cuanto me recuerdan a mi amiga¡¡
No quiero que estas rosas se marchiten cuando termine el verano. Quiero que sus raíces calen como calan los sentimientos y de forma natural se vayan acompasando en las dos direcciones.
Todos hemos tenido rosas en nuestra casa, unas las cortadas y compradas en la floristería (hermosas si pero con fecha de caducidad), otras las que echan raíces y te dan todos los días lo que tienen, su colorido, su aroma y valga el símil sus sentimientos.
Tal vez con algunos amigos ocurra lo mismo, unos temporales como flores de una tarde, tendentes a marchitarse al terminar el día, inconsistentes, poca luz de fondo, dibujándose como siluetas en el escenario que se apagan cuando termina la función.
Otros pueden ser como los pinos de hoja perenne, verdes durante todo el año, arrogantes y sin miedo a que llueva, haya viento o no salga el sol. Sin miedo a no ser suficiente pinos. Sin miedo a fracasar, estando seguros de que son de hojas perenne y afrontando el vigor, las embestidas y el comportamiento de la naturaleza.
Con toda mi admiración para ti ISABOA.