Muchas veces
veo la luz, me digo, esto es lo que
tengo que hacer. Mi cabeza empieza a descifrar laberínticas formas de arreglar
esto y aquello. Comienzo a vislumbrar lo que seria, lo que pasaría si llevara a
cabo todo lo que pienso, lo que en mi mente bulle a una velocidad vertiginosa,
no dándome tiempo apenas a descubrir que la realidad no es tan sencilla, que
para hacer realidad esos pensamientos he de tomarme un tiempo, ir poco a poco y
no desesperarme ante los cambios que irán mas lentos de lo que yo quisiera.
Normalmente esto suele ocurrirme de noche, en esas noches largas de insomnio en
las que el mismo hecho de no dejar de tener pensamientos de este tipo suponen
mi falta de descanso por no poder dormir hasta que lo tengo todo bien atado.
Pero al día siguiente, pasa como cuando tenemos un sueño, que la mayoría de las
veces no nos acordamos de que trataba y cuando lo hacemos solo recordamos parte
de él pero no la suficiente como para darle algún sentido. Es después en
momentos como este cuando vuelves a recordar y como si fuera una cadena que no
se rompe nunca vuelves a enlazar y a comenzar con la rutina de imaginar. ¿Esta
noche dormiré, o simplemente no pensare más y entrare mañana en acción? Por una
vez me gustaría recordar el sueño y decir que dormí plácidamente y después sonreír.
Isaboa
Isaboa
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