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lunes, 23 de diciembre de 2019

Locos


Carta de Navidad

Cuando llega la navidad suelo deprimirme un poco. No es que no me guste la navidad. Tengo muy gratos recuerdos de muchas navidades, sobretodo de cuando era pequeña y aún estaba en casa de mis padres. Solíamos reunirnos el día de noche vieja en casa de nuestros vecinos los Martín. ¿Que tiempos aquellos!. ¿Que bien lo pasaba en su casa!. Ellos son familia numerosa, pero además son gente muy especial. Muy unida y fiestera. Todos los acontecimientos lo celebran de una manera especial. Recuerdo a José Martín, el padre, que siempre se disfrazaba de algo y nos hacia la gracia. El era actor y tenia un sentido del humor muy peculiar. A veces nos recitaba algún poema y lo hacia de tal forma que se nos ponía el vello de punta, hasta a los niños, que aun no entendíamos de esas cosas. Quizás por eso ya no me gustan tanto las navidades, porque esas personas ya se nos fueron y con el tiempo todo el mundo se ha ido separando y haciendo su vida. Hoy en día los vecinos cada uno esta en su casa o con su familia, pero ya no se hacen las cosas que se hacían antes. Quizás tampoco me gustan tanto porque ya no vivo en mi ciudad natal y mis amigos (los buenos, los de verdad) están lejos. Porque ya no se disfruta de cantar un villancico o preparando la cena ya un poco achispados. Ni se disfruta como antes pensando que regalaras para reyes. Como sorprender. Hoy nos volvimos tan cómodos que directamente damos dinero o preguntamos tu que quieres de reyes y ahí perdemos la magia de regalar. No me gustan las navidades y a la vez me encantan. Es contradictorio lo se, pero mi parte navideña, esa de niña que aun conservo, quiere celebrarla y disfrutarla y se preocupa de que mi hijo, sienta un poco al menos de ese espíritu, que yo sentí de pequeña. Pero claro mi otro lado, ese que ya no se divierte, que ya no comparte con quien desea su navidad, esa parte odia la navidad y le gustaría dormirse y despertar después de reyes.

Isaboa